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viernes, 29 de marzo de 2013

LA RENOVACIÓN por el Rav Itzjak Ginsburgh

MES DE IAR – LA BÚSQUEDA DEL TESORO

El mes de Iar se encuentra entre dos regalim , Pesaj en Nisan el mes anterior y Shavuot que festejaremos el próximo mes de Sivan. Ambas festividades están separadas por 49 días, exactamente siete semanas. Este intervalo de tiempo constituye una época muy significativa para el judaísmo: Sefirat haOmer o la Cuenta del Omer.

Iar es el mes judío que está “incluido” completamente dentro de esta cuenta y por eso es la más impregnada por sus ricos y variados matices. Meditemos acerca del significado de este mes estudiando el significado espiritual de la Sefirat haOmer .

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LA CUENTA DEL OMER EN LA TIERRA Y EN EL CIELO por el Rav Itzjak Ginsburgh

A primera vista contar el omer es una tarea de lo más sencilla; en efecto cada noche después de la salida de las estrellas, bendecimos de la siguiente manera: Baruj atá Hashem Elokeinu Melej Haolam asher kideshanu bemitzvotav vetzivanu al Sefirat haOmer, que podríamos traducir como: “Bendito eres Tú Hashem Elokeinu Rey del Mundo que nos santificó con tus preceptos y nos ordenó la Cuenta del Omer.”

Luego decimos: “Hoy es el día uno del Omer”, la noche siguiente “dos días…”, luego “tres días…” y así sucesivamente, hasta llegar a 49 días.

Pero por supuesto podemos involucrarnos en esta tarea de una manera más interesante y productiva agregándole algunas cosas. Si miramos un poco más intensamente, vemos que la cuenta del omer tiene dos significados, uno terrenal y otro espiritual, análogos a los de Pesaj y Shavuot.

En el plano terrenal, sefirat haomer es la época de la cosecha que se extiende desde Pesaj, la Fiesta de la Primavera, cuando desde el día siguiente a la festividad de las matzot se comienza a levantar la cosecha, hasta Shavuot, la Fiesta de las Primicias” en que se llevan al Beit HaMikdash los bikurim , las primicias de los productos cosechados de la tierra.

Desde el punto de vista espiritual, la sefirat haomer une a Pesaj, la “Festividad de la Libertad” (en la cual el Pueblo de Israel se libera de la esclavitud de Mitzraim, como se denomina en hebreo al antiguo Egipto y cuya traducción sería “estrecheces”) con Shavuot, la “Festividad de la Entrega de la Torá”, que conmemora el momento en que el Pueblo de Israel se plantó al pie del monte Sinaí y tuvo el mérito de que su Creador se les revele por primera vez como pueblo.

OBTENER LA LIBERTAD EN ARAS DE UN OBJEIVO SUPERIOR

¿Cuál es el significado de esta transición de una libertad recién adquirida a la entrega de la Torá? Sencillamente, este proceso nos viene a enseñar que no es suficiente salir de la esclavitud y la opresión para conseguir la verdadera independencia. La salida de Mitzraim es como salir del vientre materno, cuando recién empieza el proceso de crecer verdaderamente y desarrollarse hasta lograr reconocer y tomar conciencia de nuestro origen Divino. Año tras año volvemos a reproducir este proceso para pasar por él una y otra vez, pero cada vez desde a un nivel más elevado.

Cada año debemos nacer, crecer y hacernos merecedores de una “Torá Nueva” adecuada a nuestro nuevo grado, y por eso dedicamos la época del omer para procurar la enmienda de nuestro comportamiento y nuestras cualidades espirituales.

Entonces, la sefirá no es simplemente la cuenta de los días, sino también un proceso progresivo de introspección y examen de las cualidades del alma. En ese contexto nos concentramos cada día en una cualidad diferente y tratamos de perfeccionarla, según el orden de las sefirot tal como figuran en el Árbol de la Vida, una por semana, inter incluyendo cada día cada sefirá en la sefirá de la semana, como ya conocemos.

PEDIR Y BUSCAR

Para entender con más profundidad cómo se puede utilizar este conteo como herramienta de crecimiento espiritual, meditemos en algunos versos del Libro de Proverbios del rey Shlomoh que aluden a nuestra época de la sefirá: (Proverbios II, 3-4)

“…Im laBiná tikrá, latvunah titen koleja.

Im tevakshena jacasef vejamatmonim tajpesena.

Az tavín irat Hashem…”

“Si has de convocar al entendimiento, presta tu voz a la inteligencia.

Si lo pides como al dinero y como tesoros lo buscas.

Entonces entenderás lo que es el temor a Hashem… “

¿Qué es la biná -el entendimiento- y cuál es su conexión con sefirathaomer? El entendimiento es la sabiduría profunda e interna del corazón. Es la verdad que el corazón conoce en su interior pero no se revela en la superficie.

La Cabalá habla acerca de los Jamishím Shaarei Biná, “los Cincuenta Portales de la Sabiduría”, cincuenta “pasos” espirituales que hay que dar para llegar a adquirir el entendimiento espiritual. La cuenta del omer de 49 días representa justamente esos pasos, agregados al paso cincuenta de Shavuot.

Encontramos otra insinuación en la palabra matmonim, “tesoros”, que se puede separar en mem-tet monim, una alusión a la cuenta de mem tet (de guematria 49) días entre Pesaj y Shavuot. Entonces, la sefirat haomer es una travesía en busca del tesoro oculto del entendimiento.

El segundo verso diferencia entre dos formas de convocar a la Biná, de lograr adquirir entendimiento: el pedido y la búsqueda. La diferencia entre ambos radica en que quien pide está interesado en algo que ya conoce y por eso lo “solicita”, esperando conseguir el objeto que desea. Efectivamente, aquí está pidiendo “dinero”, la clase de valor más conocido y generalmente más solicitado.

No así el que busca, quien está interesado en algo “desconocido” y sale “a buscarlo”. Por lo tanto aquí el objeto buscado incluso está oculto, es un “tesoro” que no se sabe exactamente qué es y donde está escondido.

Entre ambas metáforas, la búsqueda del tesoro es la que más se puede asociar con la cuenta del omer. Pasar revista a las cualidades del alma es como buscar un tesoro, debemos excavar en nuestro interior y descubrir las cualidades buenas que tenemos ocultas. Así nos purificamos y nos hacemos dignos de recibir una abundancia espiritual nueva.

EL VERDADERO SECRETO

Existe una efervescencia en la cultura de hoy en día alrededor de libros y videos pretendiendo enseñar métodos para enriquecerse que hasta ahora estaban guardados celosamente como un secreto para unos pocos elegidos y de repente son descubiertos y revelados públicamente, como por ejemplo la así llamada “ley de la gravedad”. De acuerdo con este método, debemos concentrar nuestra imaginación alrededor de objetos y valores que queremos poseer y de esa manera son atraídos automáticamente hacia nosotros.

El estilo con que son presentadas las cosas en esos libros y videos, hace que se vean revestidos de un atuendo muy espiritual, pero en la práctica se trata de un sistema que “saltea”, evita el esfuerzo en aras de un cambio espiritual verdadero A pesar de la abundancia de ejercicios mentales que propone y del acento que pone en el estado de conciencia del hombre, no se cuestiona para nada quién ese “yo” hacia el que queremos atraer todo, si soy apto o merecedor de todas esas cosas, o si acaso mi pedido purifica y refina de alguna manera mis bajos deseos o los manifiesta y satisface.

En otras palabras, este método deja al corazón con su superficialidad y no llega ni siquiera a rozar la voluntad y deseos interiores.

De acuerdo con la Cabalá toda cosa negativa tiene una raíz espiritual superior a través de la cual se la puede reparar y concretar de manera correcta. La ley de la gravedad no es una excepción: se trata de una versión grosera de la expresión del rey Shlomó tebakshenajakesef , “pídela como al dinero”, que anula la jaf (“como”) comparativa y en vez de entendimiento pide-exige simplemente dinero.

Y de la misma manera, el tikún , la reparación del pedido de dinero es ujematmonim tejapsena , “y como tesoros la buscarás”: en vez de valores visibles hay que desear tesoros interiores y más profundos, y en vez de pedir que lleguen a nosotros, debemos desplazarnos de nuestros lugares y salir en busca de ellos.

Por cierto, lo que puede generar una transición desde un mero pedido de plata material hacia la búsqueda del tesoro interior es justamente la Cuenta del Omer. El refinamiento de las cualidades de forma progresiva no deja nuestras pasiones terrenales en su estado primitivo, sino que ve en cada deseo la cubierta de una demanda espiritual profunda y trata de rastrearla hacia el interior. La Biná , ese entendimiento que conspira contra ese deseo inmaduro es una honda conexión con lo íntimo del corazón que asegura que sus deseos sean cumplidos.

ENCONTRAR EL TESORO

La ilustración de esta idea se encuentra en la estructura im... az… , “si… entonces…”, de los versos citados de Proverbios. Si nos enfocamos en el valor numérico de estas palabras se revela que alef mem (im , 41) más alef zain (az , 8) suma mem tet (49). De acuerdo a esto se puede dividir la cuenta del omer en dos sub etapas: los 41 días iniciales a nivel de im , que dan lugar a lucha interior, planeamiento y preparación y los 8 días finales a nivel de az , en el que implementamos el proyecto que preparamos en la primera parte.

En nuestro caso, el pedido de dinero en sí mismo debemos dejarlo más bien para los días últimos de az , y en cuanto a la búsqueda de los tesoros ocultos dedicamos los días de im para el trabajo interior, después de los cuales llega preparado y maduro el momento de la concreción.

Y el que busca, encuentra!