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domingo, 16 de enero de 2011

Abraham: Sefer Yetziráh y los 32 caminos de Sabiduría

Abraham, el primer judío, dedicó su vida a vivir con Di-s. En mérito de su gran devoción y autosacrificio, Di-s le reveló profundos secretos de la creación, permitiéndole experimentar lo que él deseaba, estar cercano a Di-s. La primera obra acerca de la cabalá, el Sefer Ietzirá, el Libro de la Creación, es atribuida al patriarca Abraham. Este texto básico de cabalá explica los 32 senderos de sabiduría, todos ellos operativos y funcionales en el proceso de la creación. Los 32 senderos están compuestos por 10 sefirot o esferas, luces Divinas que actúan como canales creativos y conscientes de creación, y las 22 letras del alfabeto hebreo. Estos son los bloques básicos llamados recipientes, con los que se forman todas las combinaciones y permutaciones con los cuales Di-s creó el mundo con palabras. La cabalá enseña que esas palabras, permutaciones y combinaciones de letras son los instrumentos con los cuales el proceso creativo se lleva a cabo. El principio de comprehensión del proceso creativo, es descripto en el Sefer Yetzirá. Abraham legó su sabiduría a su hijo Isaac, que a su vez la pasó a su hijo Jacob, y luego a las 12 Tribus. Luego de siete generaciones a partir de Abraham, por su mérito y el de los Patriarcas que decidieron ser uno con Di-s, fuimos meritorios de recibir la Torá en el Monte Sinaí. La Torá que recibimos allí tiene dos dimensiones:

  • El cuerpo, compuesto por las leyes y la voluntad de Di-s. Estas leyes expresan el deseo de Di-s para con su pueblo, nuestro completo y absoluto bien en este y todos los otros mundos.
  • La cabalá, la dimensión interior o alma de la Torá, es la comprehensión de los secretos de la creación. La cabalá misma tiene múltiples dimensiones, una dentro de la otra. Hay misterios secretos, misterios de misterios, y muchas dimensiones del alma dentro del alma. El alma en si misma posee cinco niveles, uno incluido en el otro.
El cuerpo de la Torá es la manifestación de la voluntad de Di-s hacia nosotros, y el alma de la Torá es cómo Di-s opera en la creación. Di-s nos brinda este conocimiento a través de un camino muy profundo y específico, porque decidió que seamos parte y socios Suyos, en el proceso de creación, a través y por cuanto que realizamos su voluntad en el mundo. Cumplimos Su voluntad cuando ejecutamos los mandamientos de la Torá, mientras que el espíritu y la intención de practicarlos es transformarnos en socios de Suyos en el continuo proceso de la creación, con lo que traemos más luz al mundo. Esta luz es más elevada quee la luz que conocemos, incluso en el mismo acto de creación; es una luz trascendente, infinita y por encima de la creación, y pasó a ser parte de nuestra conciencia activa con la entrega de la Torá.

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